Un pequeño resumen.
SANTIAGO AGUILAR Y CARLOS GARDEL. EL ESPAÑOL QUE SUPO QUE EL REY DEL TANGO ERA FRANCÉS.
La vida novelesca de Carlos Gardel desfiló por la Coupoule, evocada por el verbo cálido del propio protagonista y héroe: no era argentino realmente, sino del mediodía francés [8]; pero se había educado en la ciudad del Plata; allí tuvo que vocear periódicos para ayudar a sus padres, sin sospechar ni por lo más remoto que aquella misma voz iba a conmover a los públicos del mundo entero pasados muchos años; allí se aficionó a la música oyendo las fiestas populacheras, con tremar de violines y acordes profundos de bandoneón, entre gauchos y «payadores»; allí debutó en una Compañía modestísima de zarzuela, haciendo papeles insignificantes; de allí partió para el Brasil con Muiño y Alippi, los grandes artistas argentinos, y de allí tomó la ruta de Milán, larga y llena de promesas. Carlos Gardel conocía toda Europa, donde casi no había teatro en que no hubiera impuesto el estilo de las canciones criollas, gracias al estilo «serio» de su voz; además, tenía facilidad para pensar melodías, que silbaba mientras un músico las recogía cuidadosamente sobre el papel pautado.
completamente aclarado toda lo que hace referencia, al nombre y nacimiento de Carlos Gardel.
- ¿Cómo lo sabe?
- Porque en su testamento, abierto en Buenos Aires a presencia de su madre, declara él mismo que su verdadero nombre era Charles Romuald Gardes, nacido en Francia.
- ¡Vaya revelación!
Al otro lado del Atlántico, es el diario Crítica el que primero alude a la nacionalidad francesa con una «síntesis gráfica», publicada el 25 de junio de 1935, cuya primera ilustración dice: «Hijo del amor, Gardel nació en un pueblo de los Altos Pirineos, en Francia»; en el interior de ese mismo periódico ya se menciona Toulouse como lugar de nacimiento, aunque no es correcto que esta ciudad esté exactamente en los Altos Pirineos ni en el departamento de Lot y Garona (como se apunta en la noticia del interior), sino en la Alta Garona [10]; no obstante, todos estos lugares quedan dentro del mediodía francés, aunque así nunca es referida en Crítica, al menos, en lo que hemos podido consultar. Al igual que en España, otros diarios afirmaban que era uruguayo, por ejemplo, el diario argentino Noticias Gráficas en su edición del mismo día de la muerte.
Por lo tanto, Santiago Aguilar, que trató a Gardel, fue el primero en declarar en España la nacionalidad francesa del cantor y la región en la que nació (el hecho de que no diga específicamente Toulouse implica que no pudo informarse por la prensa de ultramar), mientras que hasta entonces solamente se afirmaba que era argentino o uruguayo.
AGUILAR, Santiago (1935): «Carlos Gardel. Su vida novelesca y su muerte trágica». Cinegramas, nº 42 (30-6-1935), pp. 22-24.
AGUILAR, Santiago (1935): «Carlos Gardel. El último ídolo de las mujeres». Cinegramas, nº 43 (7-7-1935), pp. 35-36.
ÁLVAREZ PORTAL, M. (1935): Carlos Gardel. Sus peliculas, sus triunfos, su vida y su muerte. Celebridades de la pantalla.
ANÓNIMO (1935): Carlos Gardel. Su vida, su muerte, sus creaciones. Editorial Alas.
ANÓNIMO (1935): «Cock-tail». Cinegramas, nº 46 (28-7-1935), p. 6.
BARSKY, Julián y Osvaldo (2004): Gardel. La biografía. Taurus.
MORENA, Miguel Ángel (1985): Historia artística de Carlos Gardel. Corregidor.
P. DE SOMACARRERA, Manuel (1937): Carlos Gardel. El ídolo roto. Ediciones Mi Revista.
SASSONE, Felipe (1935): «In memorian de Carlos Gardel». Blanco y Negro, nº 2294 (7-7-1935), pp. 124-128.
ABC, Madrid. 26-6-1935. 29-6-1935.
Ahora, Madrid. 25-6-1935. 26-6-1935.
Democracia, Madrid. 6-7-1935.
El Sol, Madrid. 25-6-1935.
Faro de Vigo, Vigo. 9-7-1935.
La Época, Madrid. 25-6-1935. 26-6-1935.
La Libertad. 25-6-1935. 26-6-1935.
L'instant, Barcelona. 25-6-1935.
La Voz, Madrid. 25-6-1935. 27-6-1935.
El Heraldo de Madrid, Madrid. 26-6-1935.
[2] Algunos ejemplos: en los diarios ABC(26-6-1935 y 29-6-1935) y El Heraldo de Madrid (26-6-1935) y el semanarioDemocracia (6-7-1935) mencionan que había nacido en Montevideo. En el número del 7 de julio de 1935 (nº2294) de la revista Blanco y Negro, Felipe Sassone escribirá que también nació en la capital uruguaya.
[3] Incluso en los cancioneros. Gracias a doña Ana Turón, hemos podido acceder al primero que se publicó tras el accidente, en (los últimos días de) junio de 1935: Carlos Gardel. Su vida, su muerte, sus creaciones, de la colección Cancionero (editorial Alas). Aunque no alude a ningún dato relevante para este artículo, sí pone de manifiesto una justificación para su escritura: «en España la popularidad de Carlos Gardel era enorme».
[4] Polifacético como pocos, Santiago Aguilar fue, además de actor, cantante lírico y periodista –todo esto ya mencionado–, compositor, guionista de cine, escritor y crítico. Como crítico y periodista, publicó en Ahora, Madrid yCinegramas, entre otros. Es autor de libros sobre cine, como Charlie Chaplin, el genio del séptimo arte (1930) o Danielle Darrieux. Su vida. Su arte (1940), y novelas, como La novia del éxito. Diana Durbin (1940), entre otros. Relacionado con más de una decena de títulos cinematográficos (aunque fue director y actor, fundamentalmente trabajó como dialoguista), destacamos Prim (1930), El milagro del Cristo de la Vega (1941) y El rey de Sierra Morena (1949).
[5] Son películas de 1929. Carlitos estuvo hasta abril de este año en París. Véase MORENA, Miguel Ángel (1985):Historia artística de Carlos Gardel. Corregidor, pp. 114-6.
[7] Esta «paisana» debe de ser Isabel del Valle.
[8] La negrita es nuestra.
[10] Documentos como los certificados de nacimiento indican que pertenece al departamento de la Haute-Garonne (Alto Garona).
[11] A fin de evitar malentendidos, consideramos que Aguilar hace un comentario de pasada y emplea una construcción hecha, como es la de «ayudar a los padres».
[12] Aguilar indica que «pocas personas saben que Gardel estudió en Milán dos años como barítono». En varias publicaciones, se alude a que recibió lecciones de la conocida soprano Ninón Vallin en Millery, cerca de Lyon, en 1932; así que es posible que Aguilar no recordara esta ciudad y que, al evocar a la «paisana» de Gardel en Milán, asumiera que también debió estudiar allí. En cuanto al tiempo, no es posible, salvo que lo interpretemos como que estudió durante dos años (de manera intermitente, pues estuvo en Europa desde diciembre de 1930 a diciembre de 1932, excepto cuatro meses de 1931. No obviamos que Gardel conocía a Vallin de haberla tratado en Buenos Aires, por lo que los referidos estudios a los que alude Aguilar pueden entenderse de otra manera.). Otras opciones serían la habitual exageración del Zorzal o que Aguilar se confundiera, porque Gardel tuvo varios maestros de canto, como Eduardo Bonessi.
[13] Ninguna biografía más completa que la de los Barsky sobre esto: Gardel. La biografía. Taurus, 2004.
[14] Persistimos que todos estos datos se conocerían mucho después, no solamente en Europa, sino también en América; por ello, ponemos el énfasis en la importancia de este artículo de Santiago Aguilar.
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Santiago Aguilar Oliver
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http://elnavioerrante.blogspot.com.es/
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Una comarca de escritores (Javier Barreiro Bordonaba)
Villanueva de Gállego aporta a Santiago Aguilar. Nacido 3 de octubre de 1899, hijo del veterinario del pueblo, que murió prematuramente en 1910. Enviado a estudiar música primero a Barcelona y, después, a Madrid, bajo los cuidados de una tía, pronto le atrajeron los focos y luminarias de la entonces naciente cinematografía, primero como actor y, después, como guionista, crítico y autor de la música de varias bandas sonoras. En 1917 ya había codirigido con otros aficionados, Gratitud, un film paródico del después llamado western. Su primer papel importante fue como sargento en la popular producción de Florián Rey, Agustina de Aragón (1928), mientras que en Prim (1930) de José Buchs interpretó al general Narváez. Como guionista, había debutado con Corazones sin rumbo (1928), la novela de Pedro Mata llevada a la pantalla, en coproducción franco-alemana, por Benito Perojo y Gerard Ucicky. Por su parte, en los años treinta tuvo una importante actividad como crítico en los diarios Madrid y Ahora, así como en las revistas Cinegramas y Letras. A principios de la década siguiente fundó la productora Cinematografistas Españoles Unidos (CEU) con sus coterráneos Adolfo Aznar y Antonio Valero de Bernabé y fue entonces cuando, sobre todo en filmes del primero de ellos, desarrolló su principal labor como guionista. Cubierta de la obra de Gil Bel, Delicadeza, Biblioteca Aurora, Buenos Aires, s.f Santiago Aguilar 332 Delimitación Comarcal de Zaragoza Fuera del cine, que fue su principal actividad, llegó a debutar como barítono y compuso la ópera Christus, estrenada en el madrileño Teatro Calderón, el 11 de febrero de 1935, a cargo de su amigo Miguel Fleta, con el que también había colaborado en la perdida producción, Miguelón. Fue, asimismo, autor del libreto de otra ópera, Galatea (1953). Sin embargo, confirmando su precocidad en todos los ámbitos, su primera actividad artística fue la de comediógrafo. Con sólo catorce años, estrenó Redimirse y, diez años después, las zarzuelas Malena y Palmira. En el mismo 1923 vieron la luz los ballets líricos Gitanesca y Travesura de Pierrot aunque, como escritor, sus principales éxitos fueron las biografías de Charlot (1930), Danielle Darrieux y Diana Durbin, ambas publicadas en 1940. Santiago Aguilar, de personalidad introvertida pese a sus relaciones con el gran mundo, falleció en 1953 a resultas de una intervención quirúrgica.


































BIBLIOTECA GARDELIANA (9): Carlos Gardel. El ídolo roto, de Manuel P. de Somacarrera
17.12.19 - Escrito por: Manuel Guerrero Cabrera
Gardel actuó varias veces en España y se puede afirmar sin rotundidad que salió satisfecho y, especialmente en las últimas ocasiones, con éxito. El primer viaje fue en 1923, con su compañero José Razzano, dentro del espectáculo que la Compañía de Matilde Rivera y Enrique de Rosas realizó en Madrid: ABC y El Liberal destacaron la actuación del dúo. En 1925 volvería Gardel solo (Razzano se quedó sin voz ese mismo año), de nuevo con la Compañía Rivera-De Rosas, a Madrid y Barcelona; de nuevo la prensa destaca al Zorzal en el Teatro Romea de Madrid durante todo el primer difícil mes de 1926. A finales de 1927 volverá a España por tercera vez; además de Barcelona y Madrid, actuará en Bilbao, San Sebastián, Santander y otras ciudades del norte. Su cuarto viaje se fecha a mediados de 1929, cuando canta en el Teatro Principal Palace de Barcelona y el Teatro Avenida de Madrid las que serían sus últimas presentaciones ante el público español, por quien ya era admirado sin distinción de clases sociales, además de por la buena venta de sus canciones. El último viaje sucede en 1932 para grabar discos en Barcelona [1], donde conoce la gran aceptación con la que ha sido acogida Luces de Buenos Aires, película que protagoniza, y la anécdota de «que el público aplaudiendo frenéticamente» [2] interrumpió la proyección.
Según la poca información respecto al público de sus primeros viajes y en vista de los teatros en los que cantó, se puede afirmar que actuó para la clase acomodada, desde la corona (la reina Victoria Eugenia, la Infanta Isabel y las princesas María Cristina y Beatriz se hallaban entre el público de sus actuaciones de 1923) a la burguesía, pasando por la aristocracia. Sin embargo, aunque la radio y la venta de discos difundieron su voz a finales de la década de los años 20, creemos que fue el cine lo que hizo que Gardel llegara al pueblo, en especial, el éxito de Luces de Buenos Aires, de la que ya hemos anotado lo que pasó en Barcelona; en Madrid no fue diferente, pues se mantuvo en cartelera por tres años, exhibiéndose al mismo tiempo que Melodía de arrabal, Espérame o los cortometrajes La casa es seria y los dirigidos por Eduardo Morera (proyectados en España bajo diversos títulos como Musas argentinas o Nostalgias porteñas, entre otros). A ver sus películas acudía gente de la más diversa procedencia e ideología [3], como es el caso de Manuel Pérez de Somacarrera, periodista que perteneció a la CNT y que fue responsable de prensa y propaganda del Comité del Producción Cinematográfica del Sindicato de Espectáculos durante la Guerra Civil. P. de Somacarrera entrevistó a Carlos Gardel en diciembre de 1931 para la revista Films selectos, motivado por el éxito de Luces de Buenos Aires. Pudo quedar tan asombrado con él que siguió su trayectoria cinematográfica y publicó en el otoño de 1937 [4] Carlos Gardel. El ídolo roto, dentro de la colección de libros de Mi revista, publicación preparada generalmente por varios miembros de la CNT, de espíritu anarquista y antifascista.
Carlos Gardel. El ídolo roto se publica, por lo tanto, al segundo año de su fallecimiento, y, lo que es más significativo, durante la Guerra Civil española [5]. Se tiene constancia de que la muerte del cantor, debido a lo impactante del suceso, fue una de las noticias más comentadas en el verano de 1935, también llegaron las que trataban de las mujeres que se suicidaron (o lo intentaron) tras su muerte y, algo menos difundido, lo relativo al multitudinario entierro [6] de febrero de 1936.
El libro está dividido en dos partes: una que recoge supuestos momentos de la vida del cantor y otra que es un cancionero.
De la primera hemos de decir que mayormente es fruto de una reelaboración de la información publicada sobre Carlos Gardel en España durante la década anterior a esta obra, por lo que está llena de inexactitudes; por ejemplo, menciona que pudo nacer en Montevideo, Buenos Aires o Toulouse (decantándose por esta última), escribe que el apellido real de Gardel es Garde [7], o indica que su «secretario» es Antonio Delfino [8] o que Tango Bar es su penúltima película y El día que me quieras la última [9] (cuando es al contrario). En cuanto a sus fuentes, generalmente notas de prensa y artículos sobre el cantor en revistas y periódicos, recurre en varios asuntos a los escritos de Santiago Aguilar Oliver [10] en la revista Cinegramas, de donde toma y rehace las anécdotas del éxito con las mujeres, destacando el capítulo de la corona de laurel de oro regalada por una anciana que esperaba al cantor escondida dejado de la cama [11]; de Aguilar, también, toma la alusión a unos «padres» [12] y, ya referido anteriormente, que El día que me quieras figure como la última película que rodara. Otros episodios, cuya fuente no hemos podido localizar, y que no descartamos que puedan ser de la imaginación de P. de Somacarrera, son el relato de la noche de debut en solitario, ya separado de Razzano, en el teatro Astral [13], en la que Gardel está muy nervioso (y cuenta con el apoyo de un «protector» sin nombre con el que luego se va a emborrachar) cuando canta por primera vez Mi noche triste [14], aunque la letra que se transcribe pertenece a otro tango [15]; y la mención de Budapest y Estocolmo (con un concierto ante el rey Gustavo), lugares que Gardel no pisó (o aún no se tiene certeza de que lo hiciera), entre las ciudades en las que triunfó.
Hallamos dos capítulos relacionados con el cine, la materia predilecta del autor: el primero es el encuentro, en el tren a Tarrasa, del periodista con el actor Castel Rodrigo [16], quien habla de su amistad con Gardel desde «poco antes de la Gran Guerra», al que conoció en Rosario de Santa Fe, cuando coincidieron al hospedarse en una pensión de artistas en la calle Mitre, esquina a Córdoba. Rodrigo informa a P. de Somacarrera de que empezó a cantar «ya pasados los veinte años» no tangos, sino canciones criollas junto a Razzano en cafés y «en cines de barriada, vistiendo prendas de calle». Rodrigo cuenta algunas anécdotas, como el conocido suceso del disparo que recibió Gardel o la desconocida (tanto que suponemos invención del actor) en el que coincidieron como jurado de un concurso de baile de tango en Rosario. Uno de los datos que nos hace desconfiar de las aportaciones de Rodrigo es que este diga que trató diariamente al Mago «tres o cuatro años» en Rosario [17], algo imposible, hasta que se fue con Razzano a Buenos Aires, donde lo volvió a ver en 1917, en el café Imperial de la calle Corrientes. El actor apunta el cambio de suerte de Gardel en lo económico: «Ganaba el dinero con más facilidad y su popularidad comenzaba a tejer guirnaldas de gloria».
La segunda aportación, de mayor interés, es la breve trayectoria cinematográfica que hallamos en estas páginas. El autor comienza señalando una decepción y una revelación [18]:
La primera actuación de Gardel en el cine fue en La canción del gaucho. Me encontraba por entonces en Santander. Era en el verano de 1931. Una noche, al llegar a la redacción del periódico en que trabajaba, me encontré una tarjeta sobre mi mesa de trabajo. Era de un señor argentino, enviado extraordinario del diario La Época, de Buenos Aires. Una invitación para el cine Victoria, salón donde se proyectaba La canción del gaucho, cantada por Carlos Gardel.
Habíase hecho una extraordinaria propaganda. «Podrá usted oír su voz de oro», rezaban las gacetillas de prensa y los carteles murales.
Yo, al igual que los espectadores, quedé algo decepcionado viendo que Carlos Gardel no aparecía en la pantalla.
Pero la «reclame» había constituido un gran éxito de taquilla.
En efecto, Gardel atraía al público, y esto sucedía por su faceta de cantante, no de actor, que P. de Somacarrera define en sus primeras películas de «muy deficiente» y en el de Hollywood «de arte perfecto» [19]. No dejan de tener gracia sus comentarios acerca de que «se afeaba con los primeros planos»: «Era preferible no verle el rostro en primer término. [...] También cuando cantaba se ponía muy feo». Posteriormente, comenta brevemente su trayectoria en Estados Unidos y, al final, aporta un cuadro con los títulos, nombre del director, dialoguista, protagonistas y autores de la música.
Precisamente, la música es la segunda parte del libro, un cancionero que únicamente recoge la letra de los tangos y demás canciones de todas sus películas. Algunos títulos no son los originales, como en el caso de Sus ojos se cerraron que se nombra como El tango dramático.
Un año después de la publicación de este libro, a finales de 1938, la II República estaba perdiendo la guerra y Barcelona caería en manos de Franco en enero de 1939. Manuel Pérez de Somacarrera partiría a Francia, al exilio, donde continuará escribiendo críticas de cine en distintos medios como Cinémonde o Spectateur, entre otras muchas. Volvería a España, a Barcelona, ambas rotas por la guerra, en 1953 trabajando para el Servicio Internacional de Informaciones (FIEL) y publicará en distintas revistas; también colaborará en el proyecto CICOCA. En este regreso publicará Carlos Gardel: su vida y sus canciones (Ediciones Bistagne, 1958), al que hemos podido acceder fragmentariamente y al que añade más letras en el cancionero, aunque mantiene la misma información biográfica (y ficticia) de El ídolo roto.
NOTAS:
[1] Volvería, no obstante, a pisar esta ciudad en 1933, antes de trasladarse a París de inmediato tras desembarcar.
[2] En el diario La Nación (31-12-1932). Miguel Ángel MORENA (1985): Historia artística de Carlos Gardel. Corregidor, Buenos Aires, p. 148.
[3] Curiosamente, durante la Guerra Civil, las últimas películas de Gardel se exhibirían tanto en las ciudades de la zona republicana como en las ocupadas por Franco.
[4] La datación se realiza por la información dada por Mi revista, porque en el interior del volumen no aparece fecha alguna.
[5] Probablemente se trate de la tercera o cuarta biografía publicada en España tras su muerte. La circunstancia de la Guerra Civil hace que la calidad del papel sea mala y, como comentaremos más adelante, tenga información limitada a unas fuentes concretas. En cuanto a Barcelona durante la guerra, tomamos estas palabras de Andrés Trapiello: «hallarse lejos del frente, lo cual, y pese a los bombardeos, hizo de Barcelona una ciudad en la que muchos días de muchos meses podía pensarse que seguía siendo una ciudad de paz. [...] La potente industria editorial, la más importante del país, se puso al servicio de la propaganda republicana, en catalán y en castellano, y Barcelona, en muy poco tiempo, quedó convertida en la principal factoría de carteles, fascículos, libros y revistas». Andrés TRAPIELLO (2019): Las armas y las letras. Literatura y Guerra Civil (1936?1939). Austral, p. 429.
[6] Cito las cifras dadas en algunos diarios: Ahora y El heraldo de Madrid (6-2-1936: «una multitud de más de 20000 personas») o El Nervión de Bilbao (6-2-1936: «Veinte mil mujeres»), entre otros.
[7] En la edición del 8 de julio de 1935 de La voz (Madrid) se publica que Carlos Gardel era el «pseudónimo de "Charles Garde"». En la revista francesa Paris-soir, en su edición del 22 de julio de 1935, también se publica «Garde» como el apellido real de Carlitos y de su madre. Lo real es que era Gardes.
[8] Armando Defino, en verdad. Escribe, además, que fue el pianista que le acompañó en su debut. No hemos encontrado de dónde toma esta información.
[9] Hemos hallado en diarios y revistas españoles que El día que me quieras aparece como la última película de Gardel, por ejemplo en Democracia o en Cinegramas. Como indicamos más adelante, creemos que toma esta información de los artículos de Santiago Aguilar.
[10] Sobre Santiago Aguilar Oliver y Carlos Gardel he escrito en la revista El coloquio de los perros: https://elcoloquiodelosperros.weebly.com/artiacuteculos/santiago-aguilar-y-carlos-gardel-el-espanol-que-supo-que-el-rey-del-tango-era-frances
[11]Santiago AGUILAR (1935): «Carlos Gardel. El último ídolo de las mujeres» en Cinegramas, 43 (7-7-1935).
[12] Santiago AGUILAR (1935): «Carlos Gardel. Su vida novelesca y su muerte trágica» en Cinegramas 42 (30-6-1935).
[13] P. DE SOMACARRERA (1931): «Carlos Gardel a su paso por Barcelona... Nos habla de su vida, de su excursión por América y de sus inquietudes cinemáticas» en Films Selectos 63 (24-12-1931), pp. 12 y 24. El autor recoge elementos de esta entrevista, como el Teatro Astral de Buenos Aires o la referencia a la Cumparsita (Comparsita en el libro) como el tango que le consagró. Este capítulo es una buena demostración de que no se puede tomar al pie de la letra todo lo que dijo Carlos Gardel sobre sí mismo...
[14] Recordemos que la primera vez que canta tango, y en solitario, y precisamente este tango, es aún formando parte del dúo con Razzano, en 1917.
[15] P. de Somacarrera transcribe la primera estrofa del tango Así es, compañero de Alejandro Scarpino y Francisco Barroncello con el título de Mi noche triste.
[16] De la poca información que hemos encontrado sobre él: actor argentino, protagonista de la película Amor en maniobras y con papeles secundarios en Barrios bajos y Como quieras. Su pista se pierde durante la Guerra Civil.
[17] Miguel Ángel Morena en Historia artística de Carlos Gardel indica que el dúo Gardel-Razzano estuvo en Rosario, Santa Fe y Córdoba entre junio y septiembre de 1914. Si coincidió con Rodrigo, serían «tres o cuatro» meses, pero parece que el actor, como muchos harían tras la muerte de Gardel, exageró, en este caso, el tiempo de tratarlo, como para justificar una amistad que no debió existir como tal. Rodrigo, más adelante, dirá que Gardel iba con dos guitarristas Ricardo y El Negro, lo que es una evidente confusión, porque el apodo de Ricardo era Negro. Otra opción es que el biógrafo errara.
[18] En la entrevista que P. de Somacarrera le realizó en 1931 para Films Selectos, Carlos Gardel responde así a la pregunta de si Luces de Buenos Aires es su primera película: «Puede decirse que sí, aunque intervine con anterioridad en "La canción del gaucho", el primer film de costumbres argentinas realizado en mi patria y en el que solamente se oye mi voz, sin que aparezca como actor». Esta información complementa lo que el autor relata.
[19] De nuevo, P. de Somacarrera se inspira en Santiago Aguilar, quien había dicho esto mismo sobre el Gardel de Hollywood en el nº 43 de Cinegramas.
Para conmemorar el nacimiento de Carlos Gardel (11 de diciembre de 1890) se celebra el Día Internacional del Tango, que ya ha traspasado el concepto musical para convertirse en un fenómeno artístico y cultural que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.
La primera vez que Manuel Guerrero Cabrera escuchó a Carlos Gardel fue a finales de los 90, desde entonces es gardeliano, y el tango le ha acompañado en su vida y en su obra literaria, a la que ha dedicado años de estudio e investigación, dando interesantes frutos en forma de libros como son Tango: Bailando con la literatura o Al compás literario del tango. Recientemente ha publicado Carlos Gardel en España, en donde se dan a conocer jugosas anécdotas del cantor durante los viajes que realizó a España (entre 1923 y 1933).
Por ejemplo, el lector podrá disfrutar del encuentro de Gardel con Lorca:
“El escritor César Tiempo recordaría en Clarín (1-7-1973) que a Lorca y a Gardel los presentó en el recibidor del teatro Smart, en Corrientes y Libertad, en octubre de 1933. Gardel los invitó a su casa y allí les cantó «Caminito», «Claveles mendocinos» y «Mis flores negras», entre otros temas.”
O con Rafael Alberti y Manuel Bartolomé Cossío:
“Fue Samitier quien hizo que Gardel, Cossío y Alberti se conocieran. Los tres viajaron a Palencia tras el partido y, probablemente, a la casa de Cossío en Tudanca. Meses después de ese viaje, Gardel escribió una postal a Alberti desde Buenos Aires, en la que aludía, en broma, a Cojoncio Pérez, uno de los divertidos nombres de los propietarios de las tiendas que encontraron en Palencia.”
Es un libro que desvela la familiaridad de Gardel con personajes tan significativos de la época como Isabel Llorach, Santiago Rusiñol, José Samitier, Ortega y Gasset, Jacinto Benavente, Pastora Imperio, Rafael Alberti, María Guerrero, Ramper, Alady…
Carlos Gardel, el creador del tango, el inigualable cantor, el Zorzal, el Mudo, el Mago, la sonrisa inmortal, la voz eterna. ¡Qué voz…! La misma de «Mano a mano», «Tomo y obligo», «Volver» y «Mi Buenos Aires querido». Carlos Gardel, el mito, estuvo en España en varias ocasiones sobre los escenarios de Madrid, Barcelona y otras ciudades que lo admiraron. Carlos Gardel en España (I Premio Internacional Cuadernos del Laberinto de Historia, Biografía y Memorias, 2020) traza el recorrido del cantor por tierras españolas, aportando información inédita y novedosa hasta el momento, como una actuación anunciada en Zamora y una fiesta en el Hotel Ritz de Madrid en 1926, y plantea la importancia de las relaciones que estableció con otros artistas y con personalidades de la sociedad española y, fundamentalmente, catalana.
—Abrimos Carlos Gardel en España y el cantor está desembarcando en Vigo en 1923. Este es el punto de partida de una serie de viajes a España que hará a lo largo de diez años. ¿Cómo ha presentado los distintos recorridos por el país?
—He dividido en cinco capítulos los distintos viajes de Carlos Gardel a España. En cada uno he querido trazar un itinerario, tanto para localizar los escenarios en los que actuó o los lugares en los que se encontraba como para señalar con qué artistas coincidió o qué amistades tuvo. Así, el primer capítulo, al que hace referencia en la pregunta, corresponde al primer viaje, que sucedió en 1923 y, en efecto, llegó a Vigo con el fin de actuar en Madrid, con su compañero de dúo, José Razzano, y sus guitarristas, en el fin de fiesta de la compañía Rivera – De Rosas; viaje en el que se reencontró con Jacinto Benavente y coincidió con nombres tan conocidos de la cultura española como Valle-Inclán o María Guerrero. El segundo capítulo se dedica al siguiente viaje de Gardel, en 1925 y 1926, solo, sin su compañero de dúo, que comenzará en Barcelona, donde obtendrá un gran éxito y el reconocimiento de la alta burguesía y de artistas catalanes, como Isabel Llorach y Santiago Rusiñol, por citar los más destacados; luego, tras una actuación en Tarrasa, continuó triunfando en Madrid, compartiendo cartel con Celia Gámez; después, Vitoria y, anunciado, Zamora. El tercer capítulo corresponde al tercer viaje, 1927-1928, que fue el más interesante e intenso, sobre todo por su amistad con Samitier y su relación con el Fútbol Club Barcelona, lo que ya nos da idea del tiempo que vivió en Barcelona, por decirlo resumidamente; también lo es porque actuó en varias ciudades del norte de España y visitó otras, como Zaragoza el 12 de marzo de 1928, o la conocida anécdota de la final del Campeonato de España entre la Real Sociedad y el Barcelona en Santander el 20 de mayo, cuando conocería a José María de Cossío y a Rafael Alberti. Este tercer viaje es fascinante, lo que hace difícil resumirlo. En el cuarto capítulo, el Morocho desembarca en Barcelona en septiembre de 1928 para dirigirse inmediatamente a Francia, a triunfar en París, de donde regresaría en abril de 1929 para actuar en la capital catalana y luego en Madrid el mes siguiente. El quinto capítulo de esta parte dedicada a las visitas o viajes de Gardel se sitúa entre 1931 y 1933, años en los que pasó por Barcelona en varias ocasiones por distintos motivos.
—Una muestra de lo exhaustivo de su búsqueda es que usted ha encontrado información sobre actuaciones del cantor que se desconocían, como la de Zamora. Háblenos de estos descubrimientos.
—Yo mismo me he sorprendido de encontrar información que no se recogía en los distintos libros que han estudiado o han trazado la biografía de Carlitos Gardel. Probablemente, el descubrimiento más relevante sea la actuación que se anuncia en Zamora para el 20 de febrero de 1926. El Heraldo de Zamora adelantaba la noticia el 17 de dicho mes, a celebrarse con motivo de las Fiestas de Botijeros de la ciudad, por lo que estaba previsto que actuara del 20 al 22. El mismo día 20 se anuncia que Gardel va a actuar en el Teatro Principal de Zamora, pero posteriormente a esta fecha no he encontrado ninguna referencia en la prensa zamorana sobre su actuación. Otro descubrimiento también ocurre en febrero de 1926: se trata de una actuación en una fiesta íntima de los duques de Santángelo en el Hotel Ritz de Madrid, en los que tuvo que «enfrentarse» en el canto con el cantaor flamenco Centeno, quien, por cierto, ese mismo año lograría la Copa Pavón; en esta fiesta al cantaor le acompañó Ramón Montoya, uno de los guitarristas más importantes del flamenco (Gardel contó con José Ricardo, su guitarrista); en Carlos Gardel en España recojo un listado de los asistentes, todos relacionados con la alta sociedad española, con vínculos con el dictador Miguel Primo de Rivera, incluidos sus hijos mayores, e incluso con la Corona. Otros datos que habrían de considerarse novedosos son las ciudades que Gardel visita acompañando al Fútbol Club Barcelona en marzo y abril de 1928, o alguna que otra visita a Barcelona no registrada en ninguna biografía.
—De todas las ciudades españolas, es conocido que le gustaba Barcelona.
—Así es. Actuó por primera vez en ella en noviembre de 1925. Allí tuvo la «ayuda» de Isabel Llorach, una de las mujeres más influyentes y activas por la cultura que ha tenido Cataluña, cuya relación con Gardel y otros artistas ha tratado Javier Baladía, y la de Barcelona con el tango lo ha estudiado muy bien Xavier Febrés. El Zorzal aprovechó la oportunidad que le brindó Llorach y consiguió la admiración de la alta sociedad barcelonesa, también de los artistas, como anteriormente mencioné, pues asiste a la cena de homenaje que se le dará a Santiago Rusiñol ese mismo año. En 1927 volvería, y en esta ocasión, aunque también tuvo el apoyo de Llorach, fue determinante la buena y grandísima amistad que tuvo con Samitier, uno de los mejores jugadores que ha tenido el Barcelona, para que realmente Gardel disfrutara de la vida de la ciudad condal. La última vez que visitó Barcelona, en noviembre de 1933, lo hizo por si se encontraba con su amigo, que en ese momento era jugador del Madrid.
—Precisamente, uno de los aspectos más llamativos del libro es que elabora una estupenda relación de españoles que desde distintos ámbitos (espectáculo, literatura, deporte, cine, alta sociedad…) tuvieron trato con Gardel. Es apasionante leer que conoció a Jacinto Benavente, García Lorca, Pastora Imperio, Sánchez Mejías…
—Ese fue uno de los propósitos que me fijé con este libro. Centrándome solamente en españoles, quería trazar qué artistas conocidos y no tan conocidos, qué personas o nombres célebres y menos célebres, habían tratado con Gardel. Por supuesto, tuvo contacto con personalidades muy importantes de los años 20 y 30, en Europa y al otro lado del Atlántico. Un buen ejemplo es el mundo del cine: en Joinville (Francia) conoció a Florián Rey, que no necesita presentación, o a Matilde Artero, que fue actriz en más de sesenta películas, por citar dos nombres; y en Nueva York (Estados Unidos), además de Rosita Moreno, que se la recuerda por ser la protagonista femenina de El día que me quieras y Tango Bar, trabajó con José Nieto, un actor murciano que llegó a participar en películas como Rey de reyes o Doctor Zhivago… y con muchos otros. También relacionado con el cine me gustaría recordar que el último secretario de Gardel fue el catalán Josep Plaja, quien, además, consiguió sobrevivir al accidente de avión en el que murió Carlitos. Esto mismo que he planteado con el cine he tratado de hacerlo con el mundo del espectáculo, del fútbol, la literatura… He de decir que me ha sorprendido el alto número de artistas que tuvieron fama en su momento y que posteriormente han caído en el olvido.
—Con usted no se puede quedar atrás la literatura. En Carlos Gardel en España hay un apartado dedicado a las novelas que tuvieron al cantor como protagonista en los años 30. Está claro que con su muerte se transformó en mito, ¿verdad?
—La muerte de Gardel fue una de las noticias más comentadas del verano de 1935. No solamente por lo impactante del accidente, sino también porque moría en el momento más alto de popularidad. Al poco de su muerte se publica la primera novela biográfica sobre él, que firma Manuel Álvarez Portal, en julio de 1935; en ella hay mucha ficción, pero ofrece las claves por las que Carlitos se convirtió en mito: un niño francés en Argentina, con pocos recursos, que, gracias a su voz y a estudiar canto, consigue la gloria, y le llega la muerte de manera trágica. Ese mismo año aparece La novela de Carlos Gardel, que firma Alfonso de Castilla, pseudónimo de Alfonso Jofre de Villegas (autor de la letra de «Al Uruguay» o «La morena de mi copla», entre otros muchos temas) y durante la Guerra Civil, en el lado republicano, Carlos Gardel: El ídolo roto de Manuel P. de Somacarrera, que es muy interesante porque se publica en plena contienda desde una publicación dirigida por miembros de la CNT y porque su autor está vinculado al cine y nos ofrece cómo los españoles veían al Gardel actor. También hago una reseña de un libro sobre el Zorzal de Josep María Lladó, uno de los periodistas más comprometidos e importantes de Cataluña, publicado ya en los años 50.
—Carlos Gardel en España es el tercer libro que dedica al tango. ¿Qué diferencia este de Gardel de los anteriores?
—Los otros dos libros se titulan Tango: Bailando con la literatura (2009) y Al compás literario del tango (2017). Ambos contienen ensayos y artículos sobre la influencia de la literatura en las letras y en los autores de tango, como el Modernismo y Rubén Darío en los tangos de Enrique Cadícamo, como «La novia ausente» o «Por la vuelta»; de las metáforas originales, y tan sorprendentes, de Homero Expósito («tu forma de partir / nos dio la sensación / de un arco de violín / clavado en un gorrión» o aquella maravilla sinestésica de «trenzas de color de mate amargo»); de otros, como Discépolo o Manzi, o de letras en las que indudablemente hallas versos de otros poemas («Puedo escribir los versos más lunfas esta noche» o «No es cielo ni es azul»). Por supuesto, también Gardel estuvo presente en estos libros, en Tango: Bailando con la literatura expuse que «El día que me quieras», cuya letra es de Alfredo Le Pera, se inspira en el poema homónimo de Amado Nervo; mayor atención tuvo en Al compás literario del tango cuando analizo «Mi noche triste, que se considera el inicio del tango-canción, el estilo de tango que creó e interpretó Carlos Gardel.
—Así que en el tango hay poesía, y la poesía de Manuel Guerrero ¿está influida por el tango?
—Sé que sí, aunque nunca me he detenido a considerar cuánto. Algunos poemas llevan alguna cita de algún verso de tango y siempre he admirado las técnicas para la metáfora de Homero Expósito. En El desnudo y la tormenta, Loco afán y El fuego que no se extingue hay algún poema basado en tangos, como uno que recrea el tango «Sur», de Manzi o unos haikus sobre»volver» y «La novia ausente». En Las salinas del aliento diría que el tango es un elemento esencial, ya que es un libro sobre el nacimiento de mi hija, que se llama Malena: «Guárdame en la marítima amplitud de tus ojos / hasta que me disuelva en la sal del recuerdo». En La ciencia de estar contigo y El mismo mito, la otra voz, creo que el tango está presente mediante sugerencias o ecos. Fuera de estos poemarios, recuerdo que he escrito algunos poemas dedicados a Carlos Gardel. Uno lo requirieron para una exposición sobre cine, sobre la película Sus ojos se cerraron, de Jaime Chávarri, en el que aludo a distintos versos de los tangos que interpretó: «(Soy) melodía con la que se me piantan / lágrimas como besos, y el dolor de no ser».
—Hemos de mencionar que tanto tu poesía como tus estudios sobre tango han recibido premios literarios este año, ¿no es así?
—En efecto, en abril, por el Día del Libro, el poemario El mismo mito, la otra voz obtuvo el Premio de Poesía María Teresa Espasa, y en agosto Carlos Gardel en España consiguió el Premio Cuadernos del Laberinto de Historia, Biografía y Memorias. Es curioso que ambos libros tratan sobre mitos, el de poesía sobre los clásicos (Pandora, Europa, Medusa…) para darle voz a estos, y otros, personajes femeninos como si se expresaran por sí mismos; y el de Gardel es un mito del siglo XX, en el sentido de que se le tuvo y se le tiene una extraordinaria admiración. Puedo decir que en la situación tan triste que vivimos por culpa de la pandemia han sido un golpe de ilusión, un empujón para continuar con la literatura.
—Volvamos a Gardel. Sé que quiere evitar la pregunta de si nació en Francia o en Uruguay, pero sí le voy a pedir que nos indique si en Carlos Gardel en España habla sobre ello.
—Sobre esta cuestión de si nació en Toulouse, Francia, o en Tacuarembó, Uruguay, no lo trato de manera expresa. Sin embargo, otro de los hallazgos que he tenido al buscar en la prensa española de la época es que aquí publicamos en 1929 que Gardel había nacido en Toulouse; fue Joan Tomás, con el seudónimo de Pere L’Espelt, en el semanario catalán Mirador. Es cierto que en Argentina, en Crítica, en 1927, se preguntan si el Morocho es «gabacho», pero será en Mirador cuando se publique de manera tan clara. Tomás escribe exactamente: «Carlitos Gardel és francés, nascut a Toulouse». Y es que el propio cantor daba respuestas poco precisas en sus declaraciones al respecto, y la prensa y las revistas españolas lo tenían por nacido en Buenos Aires o en Montevideo; por eso, llamó mucho la atención que, entre los restos del accidente, se descubriera que en su pasaporte señalara Tacuarembó como lugar de origen, aunque desde el mismo día de su muerte la prensa argentina afirmaba que era francés. En España, con fecha de 25 de junio, pero publicado unos días más tarde, el periodista Santiago Aguilar Oliver contará que el propio Gardel le confesó que era francés.
—Por último, y no menos importante, Gardel es tango y el tango es música. ¿Cuáles fueron los temas interpretados por él que más se escucharon en aquella España que visitó?
—»Entra no más» y «Buenos Aires» en 1926, en su segundo viaje; «Caminito» en 1928, en el tercer viaje; pero, sobre todos ellos, «Tomo y obligo», con motivo de interpretarlo en la película Luces de Buenos Aires, ya en los años 30, pues al propio Gardel le contaron que el visionado de la película se interrumpió por el enorme aplauso que arrancó después de cantarla. En Carlos Gardel en España aporto una selección de temas interpretados por él que, según él mismo manifestó en entrevistas o la prensa de la época lo refería, habían gustado al público español, además de los tangos compuestos por españoles que grabó, por ejemplo «La gloria del águila», de Martín Montserrat Guillemat y Enrique Nieto de Molina, o «Dolor», de Díaz Cepeda y Pérez Moris.
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